La imagen de Pedro Almodóvar, Penélope Cruz y Antonio Banderas estuvo enmarcada por una estruendosa ovación que celebraba el regreso del cineasta manchego a la competencia oficial por la Palma de Oro, un premio que se le ha resistido como pocos.
Pero Almodóvar tiene ahora una nueva oportunidad gracias a Dolor y Gloria, un melodrama que retrata de manera paralela su infancia y una etapa muy específica como cineasta, aquella donde después de la consagración el personaje principal interpretado por Banderas se hunde en sus vicios, sus malestares físicos y su depresión.
“Muchísimas, muchísimas gracias. Puse toda mi vida en esta película. No tengo palabras suficientes para agradecerle a mi equipo y a este festival por tenerlos aquí”.
“Esta es una de las noches más hermosas de toda mi vida y se la debo a todos ustedes”, pronunció el realizador en inglés al concluir la proyección oficial en el Teatro Lumière, a la que acudió el jurado presidido por el mexicano Alejandro González Iñárritu.
Almodóvar, quien lució un sobrio smoking negro sobre una playera de manga larga del mismo color y con cuello de tortuga, también mencionó a la catalana Nora Navas, el argentino Leonardo Sbaraglia y al vasco Asier Etxeandia, que le respondían con aplausos y reverencias.
Previo a la proyección oficial, el equipo de Dolor y Gloria recorrió la alfombra roja al ritmo de la melodía Come Sinfonia, de Mina, mientras los cientos de fotógrafos inmortalizaban el momento con sus lentes.