Uno de los grandes retos para las películas de Holllywood es tener cuidado al momento de abordar temas frágiles en sus argumentos. Los tiempos han cambiado y varios asuntos ahora son mal vistos por los espectadores, quienes se han sensibilizado al contenido distribuido por la industria del entretenimiento; ahora saben lo que quieren ver y lo que no.
Joker es una de esas películas que trata cuestiones incómodas, discursos que tal vez no quieran ser escuchados por las personas que se niegan a ver la crudeza del mundo real o, en otros casos, censurarla para proteger a los consumidores.
Aunque la película está siendo un éxito en los festivales, es probable que su carrera a los Óscar se vea comprometida para mal por su acercamiento a algo delicado: las armas de fuego.
Las críticas favorecedoras a Joker son abundantes en redes sociales. Aquellos que tuvieron la oportunidad de ver la película el 31 de agosto en Venecia y el 7 y 10 de septiembre en Toronto, no cesan de publicar comentarios glorificantes para Joaquin Phoenix y todo el equipo involucrado en la producción; sin embargo, también es visible la presencia de un grupo que no ha quedado indiferente ante la violencia desplegada en la cinta y opinan que justo eso será su talón de Aquiles al momento de ser considera por la Academia para los premios Óscar.
El clima de violencia que se vive en Estados Unidos se debe a un política de armas libre, en la que cualquier persona tiene derecho a comprar y portar estas herramientas, situación que representa una bomba de tiempo para los llamados supremacistas blancos o meros criminales decididos a cometer masacres por odio. Las nominaciones y victorias de Joker podrían estar en peligro si la Academia nota que la película resulta demasiado conflictiva para el público.