Miles de manifestantes iniciaron una marcha el sábado por un distrito de Hong Kong pese a la advertencia de la policía de que su presencia podría provocar enfrentamientos con los residentes.
Los disconformes, vestidos de negro, pasaron por Yuen Long, el lugar donde una turba atacó a varias personas en una estación de tren el pasado domingo.
La policía se negó a autorizar la protesta del sábado citando un elevado riesgo de seguridad. Pero los manifestantes siguieron adelante en una muestra de desafío contra los agresores anónimos, que vestían de blanco frente al negro que caracteriza al movimiento prodemocrático, que golpearon a docenas de personas.
Las calles de Yuen Long se convirtieron en un mar de paraguas con el inicio de la marcha vespertina. Símbolo de las protestas que sacudieron el territorio semiautónomo chino en 2014, los paraguas se han convertido en una herramienta para ayudar a los disconformes a ocultar su identidad ante las cámaras de la policía y para protegerse de los gases lacrimógenos y del espray de pimienta.
Horas antes del inicio de la protesta, un hombre fue detenido en la zona por herir a otro con un cuchillo, según la policía. El hombre es sospechoso de asalto común.
Las multitudinarias protestas en Hong Kong comenzaron el mes pasado para rechazar un proyecto de ley de extradición que habría permitido que los sospechosos fuesen juzgados en la China continental, algo que según los críticos comprometería sus derechos. La iniciativa se suspendió, pero las demandas de los disconformes aumentaron para incluir elecciones directas, la disolución de la legislatura actual y una investigación sobre la supuesta brutalidad policial en el territorio.