La directora ejecutiva del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), Henrietta Fore, urgió ayer a proteger a los miles de hijos de los combatientes extranjeros que “languidecen en campamentos, centros de detención y orfanatos” de Siria e Irak, subrayando que se encuentran entre “los niños más vulnerables del mundo”.
“La jefa de Unicef denunció que “viven en condiciones espantosas en medio de amenazas constantes a su salud, su seguridad y su bienestar” y “apenas pueden contar con el apoyo de la familia porque, aunque la mayoría están con sus madres u otros cuidadores, muchos se encuentran completamente solos”.
Estos niños, lamenta la ONU, “son víctimas de un doble rechazo” porque han sido “estigmatizados por sus comunidades y rechazados por sus gobiernos”, por lo que tienen que hacer frente a “enormes dificultades jurídicas, logísticas y políticas para acceder a los servicios básicos o regresar a sus países de origen”.
La mayoría de esos niños nació en las zonas de conflicto controladas por el Estado Islámico o viajó allí con sus padres. El resto —casi todos varones— fueron coaccionados o manipulados para que apoyaran a grupos armados, o tuvieron que hacerlo para sobrevivir.
Para Unicef, “todos son víctimas de circunstancias profundamente trágicas y de violaciones atroces de sus derechos”. Precisó que la obligación internacional de proteger a menores “incluye a los niños que se encuentran vinculados a grupos armados en su territorio o en el extranjero”.