Sayonara, Ichiro. La magnitud del momento -el de estar en un diamante frente al legendario Ichiro Suzuki en su despedida del béisbol- dejó mudo a Yusei Kikuchi, su compañero de los Marineros de Seattle.
Al preguntársele sobre el significado de la experiencia, el novato japonés hizo pausa durante un minuto entero. Fue un silencio reverencial.
“Desde el comienzo de los entrenamientos de primavera hasta ahora, Ichiro nos estuvo diciendo que era un presente para él jugar en Tokio”, dijo eventualmente Kikuchi la noche del jueves. “Pero para mí, él me dio el mayor presente al poder jugar a su lado”.
Con vítores y cánticos, Ichiro fue ovacionado al dar su última reverencia, y los Marineros le despidieron a lo grande al vencer 5-4 a los Atléticos de Oakland en 12 innings.
En el día que Kikuchi lanzó bien en su debut de Grandes Ligas, Ichiro concluyó una espléndida carrera que abarcó casi tres décadas.
El jardinero de 45 años se fue de 4-0 en su segundo juego de la temporada. Tuvo al alcance cerrarla con un momento de ensueño en el atestado Domo de Tokio al presentarse a batear con dos outs, un corredor en segunda base y el marcador empatado en el octavo inning. Pero falló con un rodado.
Ichiro, cuya carrera profesional comenzó en su país natal en 1992, cuando tenía 18 años, se dirigió a su puesto en el bosque derecho para la parte baja del octavo. Fue reemplazado para recibir una última ovación. Con flashes de las cámaras y celulares encendidos, la estrella japonesa caminó hacia la caseta de los Marineros, saludando reiteradamente a los aficionados.
Los compañeros de Ichiro le esperaron afuera de la cueva, para el adiós apropiado, en lo que fue un tributo de tres minutos de duración. Kikuchi, quien lanzó hasta el quinto inning, hizo reverencia a Ichiro – el zurdo de 27 años no pudo contener las lágrimas al poner su cabeza en el hombro de Ichiro.
“Lo de esta noche es un momento insuperable para mí”, dijo Ichiro.
En un momento cargado de simbolismo -tal vez un relevo generacional- Ichiro atrapó un elevado para finalizar el cuarto inning y Kikuchi le esperó afuera de la cueva para felicitarle. Kikuchi podría ser la próxima gran estrella japonesa tras firmar en enero un contrato de 109 millones de dólares por siete años.
“Me he divertido. No estaba nervioso. No estuve temblando. Estaba listo”, dijo Kikuchi. “Sabía que iba a abrir en el Domo de Tokio, donde mi carrera profesional comenzó”.
Kikuchi se convirtió en el primer pelotero japonés cuyo debut de Grandes Ligas se dio en Japón. Gracias a una sólida recta y un afilado slider, toleró cuatro hits en cuatro y dos tercios de innings, además de propinar tres ponches y conceder un boleto.