El movimiento independentista catalán vio este jueves reducido el respaldo popular en las elecciones que han tenido lugar en esa región española, pero mantiene su fuerza y en el futuro Parlamento autonómico volverá a tener mayoría, lo que abre un período de dudas e incertidumbre.
Tras un proceso de varios años, el secesionismo vivió su momento culminante el pasado 27 de octubre, cuando la Cámara autonómica aprobó una declaración de independencia, juzgada ilegal por el Constitucional.
Planteadas por los tres partidos secesionistas -JxCat, ERC y CUP- como una especie de plebiscito en favor de la independencia, el resultado les resulta favorable, puesto que en conjunto renuevan la mayoría absoluta en la Cámara regional, pero también arroja algunas sombras en ese sector.
Una es que por primera vez un partido no nacionalista ha ganado en Cataluña tanto en votos como en porcentaje: Ciudadanos, una fuerza de corte liberal y defensora de la unidad de España, logró un triunfo histórico.
Además, los independentistas reducen el número de escaños (de 72 a 70) y el apoyo popular (baja un punto, hasta el 47,5 %), pero el secesionismo demuestra que es sólido, a pesar de que hay brechas en los dos principales partidos y en la relación entre sus líderes.
Cabe destacar que en su estrategia los independentistas no han conseguido ningún respaldo internacional – Europa les ha rechazado abiertamente – y además han generado mucha preocupación en el mundo empresarial, hasta el punto de que unas 3.000 compañías dejaron Cataluña en las semanas más tensas del proceso secesionista.