El estadio Chivas volvió a presenciar un campeonato, pero en esta ocasión de su representativo femenil. Guadalajara se impuso ante el Pachuca en la final de vuelta de la Liga MX Femenil 3-0 (3-2 global), para así levantar el trofeo de la primera edición del torneo.
Los equipos en el campo salieron conectados, intensos, a la altura del compromiso histórico. Lo notamos desde el “team back”, Chivas chocó las palmas y gritó el nombre de su equipo con tal fuerza que se hicieron escuchar por toda la Perla Tapatía; las Tuzas también gritaron sus ganas de futbol mostrando los dientes y cerrando los puños. Vaya platillo, vaya final.
Desde que pitó el inicio Quetzalli Alvarado, también histórica, empezaron las muestras de talento. Tania Morales mostró su sapiencia, su calma para jugar al futbol, regaló algunos lujos, rehiletes, túneles; del otro lado, la líder hidalguense, Mónica Ocampo, hizo gala de su infinito talento que le llevó a hacer un poema de gol en el primer capítulo.
Hubo tensión porque Pachuca tenía la ventaja y se plantó con personalidad, no dejó que el local iniciara la festividad tan temprano. Pero el Estadio Chivas y su afición incansable hicieron su trabajo, también se encargaron de desgastar a las rivales, como lo hizo la oncena jalisciense en la cancha.
El Guadalajara se puso a las órdenes de la educadísima técnica de la pierna zurda de Tania Morales, la comandante, quien usó sus conocimientos de ciencias para mandar dos trazos geométricos y aplicar la misma fórmula en dos operaciones desde las esquinas, una en el primer tiempo, otra en el complemento. La receptora fue Arlett Tovar que se sumó desde la defensa para ejecutar dos frentazos inmortales que encontraron casa en las redes rivales. Eran los dos goles que necesitaba el Rebaño para empatar una tensa serie.
Chivas, con el estado anímico hasta el cielo, y su fiel afición en la tribuna haciendo erupción, se encomendó primero a su increíble portera, Blanca Félix, para evitar que el poderoso Pachuca le hiciera daño. Después, aplicaron el grito de batalla: “¡Vamos por ellas!” y usaron su ímpetu para que Norma Palafox culminara una jugada bañada en oro. Tejida con los más finos hilos. Espectacular jugada colectiva que terminó con un preciso pase filtrado que Palafox resolvió con toda la calma del mundo ante la salida de la portera. Era el gol más importante de la LIGA MX Femenil. ¿Por qué?, significaba un título. El primero.
Las Rojiblancas hicieron la hazaña. Dieron la vuelta. Tomaron la tinta dorada para escribir su nombre en el lugar de los inmortales del balompié en México. El balón giró con destino a La Minerva para un largo festejo. Ondean sin cesar las banderas. Hay lágrimas, pero de felicidad y satisfacción.
El reconocimiento especial es para los más de 30 mil aficionados, familias y amigos, que marcaron cifra récord de asistencia en la LIGA MX Femenil y que tuvieron un comportamiento ejemplar. La mejor de las recompensas fue el título del Rebaño Sagrado. Y, por supuesto, las palmas también son para las subcampeonas.
A la casa de Chivas llegó el Mariachi, sonó El Rey, sonó el Jarabe Tapatío, sonó el Himno del Guadalajara y la ciudad canta y baila a la par de Palafox, Tovar y compañía. Hubo desfile, “La Minerva” recibió a las campeonas y los aplausos serán eternos para este equipo histórico. El torneo femenil, sin duda alguna, recibirá a nuevos aficionados. Bienvenidos todos los amantes del futbol.