El Tottenham Hotspur castigó la apatía del Real Madrid en el mítico Wembley con un contundente 3 goles a 1 y, con un doblete de Dele Alli y un tanto de Christian Eriksen, dejó prácticamente asegurado su pase a octavos de final de la Liga de Campeones y agigantó la crisis del vigente campeón de Europa.
Ni el escenario -un estadio tan emblemático como Wembley-, ni la inmensidad del partido -un duelo contra el actual subcampeón de la Premier League-, lograron despertar de su letargo al Real Madrid, que saltó al césped de ‘La Catedral’ con la misma pasividad e ineficacia que demostró hace cuatro días en Girona (3-1).
La vuelta de Alli después de haberse perdido las tres primeras jornadas de la Champions League por sanción insufló al ultramotivado y magníficamente bien trabajado Tottenham de una marcha más ante el 12 veces campeón de Europa, totalmente a merced de los ingleses durante los 90 minutos.
La batalla que se esperaba entre Cristiano Ronaldo y Kane tuvo un protagonista inesperado: Alli, que debutó esta temporada en la máxima competición continental con un doblete y una actuación portentosa.
Alli pudo culminar su gran noche europea con el tercer tanto en su cuenta personal, pero su remate a bocajarro en el área pequeña se marchó incomprensiblemente fuera.
No se volvió a tocar el electrónico de Wembley pese a la insistencia ‘blanca’ sobre la meta de Lloris, y el Real Madrid se marchó de vacío de Londres, condenado prácticamente a la segunda plaza del grupo y con la necesidad de despertar de un letargo que lo ha sumido en una crisis de resultados, por vez primera bajo el mando del francés Zinedine Zidane.